A las buenas a todos!!!!
Después de 3 días de vacaciones en Ámsterdam city, estamos de vuelta para comentar la jugada lúdico-cómico-cultural que venía ya desde un mes atrás. Aquí está la primera parte!
Sábado, 08 Noviembre 2008
Super-levantada a las 4:30am de la mañana para coger el vuelo a las 6am rumbo a un nuevo país y destino vacacional: Holanda, en concreto, a su capital Ámsterdam! Después del aterrizaje (aplausos incluídos), y unos 20 minutos dando vueltas con el avión, desembarcamos. Que sepáis que durante esos 20 minutos de vueltas sobre la pista, pasamos pegados a la autopista, a la par de los coches, e incluso se llega a cruzar un puente para aviones por encima de esta. No me imagino los caretos de los coches al ver un avión cruzando por encima de ellos. Sin comentarios.
Al no tener nada que facturar, me fuí directo a la estación de tren del aeropuerto, en la planta baja del aeropuerto. Allí cogí el tren Intercity hacia la ciudad, tardando aproximadamente unos 15 minutos. Destacar que los trenes son de varios pisos, uno de ellos 1 metro por debajo del nivel de la vía (donde espera la gente) y el otro 1 metro por encima. Muy curiosos, nunca los había visto. Y al salir de la estación central de Ámsterdam, lo primero que veo es esto: bicicletas a mansalva!!!

En mi vida había visto tanta bicicleta junta! Si tengo que buscar la mía ahí, ya puedo pasarme horas buscándola entre tanto amasijo de hierro! Y si alzáis la vista al fondo, podéis ver este mega-parking the bicicletas!

Dejando las bicis atrás, me dirijo paso firme hacia el hostel, una nueva "aventura" de las no pocas que últimamente estoy viviendo. He cogido una habitación en un hostel compartido con unas 5 personas más (ya se contará más adelante en sucesivos posts). No tiene desperdicio...
Por el camino, esta calle con "elementos decorativos" azules y carril bicicleta, uno de los miles que existen en la ciudad.

Llegada al hotel. Hago el "check-in", dejo las bolsas, y me voy a ver el
Rijskmuseum, que me queda al lado del hostel. Este museo concentra un montón de obras del siglo XVII, con autores como Rembrandt, Frans Hals o Vermeer. Obras conocidas como "La ronda de noche" (The night watch) o "La lechera" (The milkmaid) se dan cita en este museo, cuya fachada podéis ver en la imagen inferior.

Pero una de las cosas que más me ha llamado la atención, ha sido la escalofriante "escultura" (por llamarlo de alguna manera) de Damien Hirst, llamada "For the love of God" (
aquí la web, no tiene desperdicio ninguno). Se trata de una calavera con más de 8000 diamantes y con un pedrusco en toda la frente (con pedrusco, quiero decir, diamante grande). Lo mejor es que esta escultura se presentaba en una sala prácticamente oscura, con solo un par de luces directas sobre la calavera que hacía un juego de luces espectacular. No tengo palabras. Tétrico!

Después de la "corta" visita al museo (la mayor parte está cerrado por reformas, y aún así te siguen clavando 10€ los muy.....) me fui a recorrer la ciudad andando y viendo lo que me ofrecía. Lo primero, y nada más salir del museo, la "Heineken Experience", una antigua fábrica de Heineken convertida en centro de visitas con degustación.

Más caminata.... canales, agua, barcos y bicicletas... lo mejor, el tiempo soleado que me acompañó.

Y caminando durante un tiempo, llego al Bloemenmarkt (mercado de las flores), donde decenas de casetas venden sus flores, principalmente, tulipanes y girasoles.

En la visita al mercado, me encuentro con esta especie de carrusel musical con un holandés pidiendo "limosna" con una lata haciendo ruidos al compás de la música. No tiene desperdicio... La música es la ostia de pegadiza. Y al final del vídeo, el holandés calvo pidiendo pasta.
Seguimos caminando. Me encuentro con esta torre con reloj, el Munttoren (
Mint Tower), parte de una antigua puerta medieval que cercaba la ciudad. El pedazo de carrillón toca cada 15 minutos.

Por ahí colgada cerca del mercado (desconozco qué es eso de "ship shop"), la bandera de la ciudad.

Antes de seguir caminando, hice una parada en un "coffee shop" para relajarme y tomar una Coca-cola. Creo que la Coca-cola me sentó mal, porque estuve cerca de una hora en un banco de la plaza Rembrandt con dolor de cabeza y un poco adormilado (mamá, si estás leyendo esto, tranquila, yo no hago esas cosas). Si es que.... así no se puede.
Despúes de la fum... del descanso en el banco de marras, otra caminata para "airearse" y no quemar neuronas. Cerca del parque donde estaba se encuentra el Teatro Tuschinski, un teatro creado por un judío polaco emigrado al que le encantaba el cine (?).

Y en la plaza del "descanso", la imitación a la pintura de Rembrandt "The night watch".
Seguimos de paseo.... es facilísimo perderse con tanto canal y tanta callejuela. Lo peor de todo son los nombres de las calles, casi todas acaban en "straat" (supongo que será "street" en inglés) pero son auténticamente matadoras: Van Eeghenstraat, Oudezijds Voorburgwal o Reguliersdwarsstraat son ejemplos de calles, no de insultos. Aún es el día de hoy, tras estos 3 días intentando acostumbrarme, en que el holandés me parece un lenguaje auténticamente bruto y "poco erótico". Oír una mujer hablando en holandés, la verdad, es que por muy buena que este, pierde toda su gracia... lo siento por los "dutch", pero es que parece que están escupiendo!
Más caminata... vista de las estructuras utilizadas para contener (?) o hacer algo con el agua de los canales. No entiendo muy bien el funcionamiento, la verdad... la toma es del puente Magere Brug, desde del Blauwbrug.
Y aquí el Blauwbrug, puente parecido al Alexandre III de París, el cual ya visité en su día (creo, por lo que leí, que está inspirado en este último).
Seguimos por los canales. En esta toma, no son barcos lo que se ve en su mayoría, si no... casas!!! Mucha gente vive en casas "flotantes" en los canales, y los hay incluso que, para ir a trabajar, en lugar de ir en bicileta, coche, tranvía o andando... van en barco por los canales! Cada día me quedo más sorprendido de las cosas que veo...
Dando vueltas y más vueltas, llego a un sitio donde oigo una música. Me acerco y esto es lo que me encuentro: un concierto de "orcos" (?) tocando tambores (chaval bailarín del público inclusive) por algo relacionado con el agua (no se por qué lo hacían realmente).
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Y una vez finalizado este concierto, me encuentro el mejor de los conciertos que he visto en mi vida: en medio de la plaza, una gran barca tripulada por 10 viejos marineros, con gorro y tirantes, uno de ellos con acordeón, y dos de ellos fuera de la barca, uno el guitarrista y otro el "director de orquesta". No tiene desperdicio ninguno. Me recuerda a la canción popular gallega "Catro vellos mariñeiros". Un par de detalles: el primero, el "director de orquesta" a la derecha de todo, que incluso llega a hacer un grito "eeeh eeeh", el segundo los meneos del guitarrista, y el tercero... la letra. Ojo, siguiendo los buenos consejos de nuestro amigo Pablo Motos y su
Momento Teniente, esto es lo que yo entiendo en el estribillo:
"Oooooh, ooooooh, oooooooh
ooooooh, ooooooh, oooooooh,
le faluj de laaaaaaaa peeeeeeeee (?)
vaya maricóooooooooooooooooon,
le faluj de laaaaaaaa peeeeeeeee (?)
vaya maricóooooooooooooooooon!!!"
Después de muchas risas y lloros (de risas), sigo caminando por Ámsterdam adelante. Ya había pasado por ella, pero preferí no comentarla hasta ahora. Estoy en Dam Square, la plaza principal de la ciudad. En la foto, el Monumento nacional.

Esta plaza es un poco caos, ya que entre los carriles bici, el tranvía y los coches, los peatones están completamente indefensos y sin ningún tipo de protección ante tal cruce de carreteras, carriles y raíles. Lo bonito de la plaza, es que hay cientos de palomas que son alimentadas por viandantes. Y éstas, a cambio, se abalanzan y se posan en partes del cuerpo de aquellos que ofrecen comida. Un buen reclamo turístico

Sigo asombrado por la cantidad de bicicletas que hay. En Dam Square, de nuevo, más bicicletas..

Cerca de allí está la tienda de condones, la "Condomerie" (el negocio que siempre quise montar pero que nunca me atreví... tendrá salida en Galicia?). Genial los diferentes tipos de condones: de sabores, maxi, con formas varias....

Y como no, después de tanta caminata, me dije... "Hay que probar la cerveza holandesa". Y así fue, megajarra de Bavaria, una pielsen holandesa...

Ya medio anochecido, continué de caminata para intentar terminar en el Red Ligh District ya anochecido. De camino, me encuentro con Magna Plaza, un gran centro comercial y con este colorido....

Y ya de noche, me adentré en lo más profundo del Red Light District, uno de los reclamos turísticos más llamativos de Ámsterdam. En el te encuentras de todo: sex shops, espectáculos, salas porno.... pero lo más llamativo, sin duda, son las cabinas donde las prostitutas se exhiben en ropa interior. La primera vez que lo ves es escalofriante. En unas habitaciones con cristalera, cortinas y luces rojas, exhiben sus cuerpos ante los clientes (y ante algún que otro energúmeno que anda suelto por ahí). Es curioso pasearse delante de ellas y que atraigan tu atención dando unos toquecitos en la ventana. Claro, las primeras veces miras y ves que te llaman para adentro. Algunas parecían niñas, otras las veías entraditas en los cincuenta, otras estaban de vicio, y otras mejor no mirar para ellas. Todo esto en 200 metros de calle. Impresionante! Aquí una foto no muy buena del distrito a lo lejos. No "permiten" (no debemos) hacer fotos de las cabinas, por aquello de la intimidad de las prostitutas.

Y hasta aquí la primera parte del viaje. Quedan aún muchas cosas por contar!
Saludos y que la fuerza os acompañe!